miércoles, enero 13, 2010

4 elementos para entender a MEO

Prevención: Para todo individuo o fuerza política lo primero es siempre el interés nacional, el que alcanza su mayor expresión cuando marchan bien sus intereses particulares. Difícil de tragar, pero inevitable para entender: “Lo mejor para que a Chile le vaya bien, es que a nosotros nos vaya bien”. Dicho de modo más políticamente correcto, creen fervientemente en sus capacidades y proyectos, y en el impacto de éstos en el bien común.


Pregunta: ¿Qué hicieron los votantes de de Marco Enríquez Ominami en las parlamentarias?  Mientras Piñera obtuvo poco más de 200.000 votos por sobre la Alianza, Frei estuvo 850.000 votos por debajo de su lista. Hay 400.000 nulos más que en la presidencial, y la lista de MEO no alcanzó a ser la cuarta parte de los votos de su abanderado (325.000 votos, incluyendo al MAS de Navarro, que iba en otra lista). En síntesis, la mayor parte de los votantes de Marco fueron a la lista de la Concertación, y luego partes menores a la lista propia, al nulo y a la Alianza. Los muy visibles marquistas de derecha eran pocos más que los nombres que se hicieron conocidos en la pasada. Si el fenómeno hubiera existido, en Las Condes, Vitacura, Lo Barnechea, Ñuñoa, Providencia, los lugares donde debieran hacer masa estos votantes derechistas, ilustrados, liberales, y marquistas, la votación de la derecha debiera ser superior a Piñera. Pero en ambos casos son votaciones muy similares, con diferencias de apenas 1.000 votos entre presidencial y diputados. Para la mayoría relativa de los electores de Marco, más que una tercera fuerza hubo primarias de la Concertación.


Paradoja: El 13 de diciembre pasado hubo un gran ganador y un gran perdedor, los partidos. Mientras concentran las críticas de la ciudadanía como símbolos del espacio lúgubre en que se hace la política, se fortalecen como la única herramienta electoral exitosa a la hora de convertir los votos en posiciones de poder. Quien no cuente con un partido capaz de articular alianzas y ganarse espacios, podrá ganar en las urnas -Escobar, Urrutia-, hacer avanzar sus ideas -Enríquez Ominami-, pero no contará con espacios de poder concreto, salvo cacicazgos locales que deben ponerse a prueba en cada pasada -Punta Arenas-.


Moraleja: En nuestras elecciones una mesa de negociación vale más que una mesa de votación. Si el binominal de las parlamentarias y la segunda vuelta presidencial fortalecen la existencia del duopolio al premiar al que llega segundo, la municipal es peor todavía: elección uninominal (alcaldes) de todo o nada, donde es ser primero o perder. Por eso es tan difícil construir una tercera casa en un barrio donde el plano regulador está hecho para que solo quepan dos. Lo entendió Piñera, que pese a los infinitos golpes y menosprecios de la UDI que recibió decidió ir poco a poco ganando terreno hasta al día de hoy, en que los gremialistas deben conformarse ante su dominio casi hegemónico. Lo entendió el Partido Comunista, que abandonó el sueño de la casa propia a cambio de arrendar una pieza en la casa de la Concertación, obteniendo más comodidad que en sus 20 años de listas alternativas.


Con estos cuatro elementos no cuesta tanto entender a MEO y su voto, ahora público, a Frei. Es un gesto que cuida su capital político a futuro -aun con costos relevantes en tiempo presente-, que sintoniza con la mayoría relativa de sus votantes (no todos, ojo, Frei necesita casi ¾ para ganar el balotaje), y lo legitima ante las mesas políticas que en 2012 se articularán para preparar las listas municipales y, sobretodo, para la carrera presidencial de 2013 y sus eventuales primarias. En el escenario improbable de triunfo Freísta, MEO será parte de los ganadores y podrá anotar su nombre en la lista de sucesión. En el escenario probable de derrota, no será un paria, y podrá negociar y disputar su posición al interior del “todos contra Piñera”, la flamante coalición opositora. En cualquier caso, no conviene olvidarlo, sin partidos no hay infierno… ni paraíso.

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